La propuesta del presidente estadounidense, Donald Trump, sobre la entrega de Gaza a EE. UU. al finalizar el conflicto ha generado una gran controversia. Trump sugiere que, una vez desalojados los dos millones de palestinos que habitan la Franja, EE. UU. se encargue de Gaza para convertirla en una especie de «Riviera de Oriente Próximo».

Rechazo internacional

Hamás ha rechazado rotundamente la propuesta de Trump, considerándola «una declaración de intenciones para ocupar» la Franja. Además, ha solicitado una cumbre urgente de países árabes para abordar esta cuestión ¹.

Por su parte, el ministro español de Exteriores, José Manuel Albares, ha rechazado «tajantemente» la idea de que España acoja a los palestinos expulsados de Gaza. Albares ha recordado que «la tierra de los gazatíes es Gaza», que debe ser parte de un futuro Estado palestino.

Incoherencias y preocupaciones

Trump ha asegurado que no habrá soldados estadounidenses en el territorio y que los palestinos serán reasentados en lugares «más seguros y bonitos». Sin embargo, esta propuesta ha generado preocupaciones sobre la legalidad y la ética de desplazar a una población entera.

El derecho internacional prohíbe el desplazamiento forzado de personas, y la comunidad internacional ha rechazado esta práctica en numerosas ocasiones.

Consecuencias y perspectivas

La propuesta de Trump ha generado un gran debate y ha puesto en alerta a la comunidad internacional. La situación en Gaza es ya de por sí delicada, y cualquier medida que implique el desplazamiento de la población podría tener consecuencias devastadoras.

La propuesta de Trump sobre la entrega de Gaza a EE. UU. ha sido rechazada por Hamás y la comunidad internacional, y ha generado preocupaciones sobre la legalidad y la ética de desplazar a una población entera.

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