Vive en una esquina de la zona centro de Tampico, a la intemperie, recibiendo comida de los transeúntes, soportando el calor el polvo y el ruido de los vehículos.
Y aunque podría ser atendido en un hospital, se ha negado cuando le han ofrecido la ayuda.
Mientras tiene que seguir soportando el candente sol, y seguir viviendo del agua que le regalan y de la poca comida que lo alimenta.

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