La idea de la artista visual era contemplar las cenizas de su padre en un microscopio de un laboratorio de la UNAM. Respecto al extraño experimento que quería realizar, la hipótesis de los científicos que la rodeaban era que no iba a encontrarse con nada especial, quizá un poco de polvo blanco, negro o gris.

Sin embargo, algo maravilloso sucedió y al poner las cenizas debajo de un lente súper poderoso aparecieron infinitas nebulosas de colores deambulando en la oscuridad. Pequeñas galaxias elípticas.

Este hallazgo le cambió la vida a Gabriela. A partir de ese instante, en el que el universo emergió de las cenizas de su papá, la artista se ha dedicado a capturar de distintos modos esas estrellas que ella descubrió. Y ha confeccionado un proyecto creativo que pretende desde la imagen hacer una reformulación filosófica de la existencia y de la muerte.

Por Frida

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