La Iglesia de Inglaterra está estudiando la posibilidad de utilizar un lenguaje de género neutro en lugar de referirse a Dios únicamente con pronombres masculinos, como “Él” o “Padre nuestro”, lo que supondría un cambio importante tras milenios de oraciones y enseñanzas.

Sin embargo, una reescritura tan radical tendría que ser acordada por todo el órgano de gobierno de la Iglesia, el Sínodo General, y sería resistida ferozmente por los tradicionalistas.
«Asignar un género a Dios siempre ha sido una cuestión de metáfora, ya que somos incapaces de decir nada que encapsule la divinidad de manera efectiva en el lenguaje humano”, advirtió el reverendo Diarmaid MacCulloch, profesor emérito de Historia de la Iglesia en la Universidad de Oxford.

“Por tanto, es natural que exploremos más a fondo cómo podemos hablar de Dios en la liturgia, dados los grandes cambios en la comprensión del género y la sexualidad que se están produciendo en la sociedad”, ahondó.